Anatomía de un asesino
“No cabe ninguna duda sobre quién es realmente el responsable del desastre hipotecario. Los bancos contratan a lo mejorcito de nuestro país, “brillantes y mordaces” jóvenes que han estudiado en las mejores universidades. ¿Pero alguien realmente ha llegado a pensar que un MBA de Harvard, quien comprende los más finos pormenores de las altas finanzas, realmente piensa que ignorando todos los principios de prudencia, emitiendo billones de dólares para prestar a los solicitantes que ni siquiera tienen trabajo, ni aval alguno, que tienen un pésimo historial crediticio y que son incapaces de pagar una deuda de unos pocos cientos de dólares, fue una idea genial? (Mike Whitney)
Bill Gross de PIMCO, el mejor gestor de renta fija del planeta, dice que “tan solo es el principio” ahora que la crisis inmobiliaria se está endureciendo. Y cuando las bombas inmobiliarias asolen por completo las finanzas de nuestra generación, los americanos se preguntarán con caras tristes y asombradas, “¿Qué ha pasado?”. Pero mientras tanto a nadie le interesa llegar al fondo del asunto, dado que la gente es así, no llegan a plantearse comprender los problemas hasta que no se encuentren haciendo cola para la sopa del asilo.
Claro que rodarán cabezas, empezando con quien sea elegido presidente en 2008 (es demasiado tarde ya para hacer algo y resolver el problema, pero la culpa será del inocente que jugará el papel del nuevo Herbert Hoover), George W. Bush (aunque no del todo culpa suya, pero desde luego su culpa es no haber sabido manejar la situación cuando se pinchó la burbuja inmobiliaria/crediticia), Alan Greenspan (culpable como el encargado) y Ben Bernanke (actual presidente de la Fed y lugarteniente de Greenspan durante la época en que la Fed estaba jugando con la economía americana). Desde luego, mandar a todos estos “líderes” a la guillotina no nos va a devolver nuestro dinero, así que todos sus amigos y vecinos seguirán queriendo saber qué demonios ha pasado.
Este breve artículo pretende ofrecer a los lectores un esbozo previo a la autopsia, y los partidarios de prevención del capital (y estoy muy orgulloso de todos vosotros) tendrán posibilidad de poner en práctica sus teorías antes de acabar por completo al estilo hooveriano con las actuales creencias financieras. Así que allá vamos.
Érase una vez que Alan “No es culpa mía” Geenspan y su Fabulosa Reserva Federal no reconocieron la burbuja tecnológica/punto com y a partir de entonces no tomaron ninguna medida para contenerla, al revés eligieron bañarse en la gloría considerando que habíamos llegado a una “nueva era” de la economía. Como resultado se desató la mayor locura inversora de todos los tiempos, el Nasdaq subió desde 1.419,12 puntos en octubre de 1998 a 5.048,62 tan solo en 17 meses, y los taxistas, los barrenderos, incluso las rubias, todos se lanzaron a jugar a la bolsa, generando unas impresionantes plusvalías en el corto plazo, especulando con activos que desconocían por completo.
A pesar del habitual “esta vez será diferente” y las aseveraciones de Greenspan de que es imposible reconocer y moderar las locuras compradoras, la burbuja del Nasdaq explotó y la bolsa perdió 9 billones de dólares de su valor desde el máximo hasta la primera pata de la caída (octubre 2002). La Fed podía haber elegido la estrategia de indoloros ajustes post burbuja, desde luego, aunque estos ajustes hubieran resultado bastante dolorosas en el corto plazo. En vez de esto, Greenspan y sus muchachos ingeniaron una nueva estrategia que consistía en ir a pedir préstamos a Fulanito para pagar con este dinero a Menganito, la estrategia de “reflotar la burbuja”, recortando drásticamente los tipos de interés y tirando la normativa regulatoria por la ventana.
Y para alargar aún más la historia, los históricamente bajos tipos de interés permitieron a los propietarios de viviendas, a los prestamistas, a los compradores y los vendedores subir el valor de las propiedades. Un sueldo de ayer de 2.000 dólares al mes hoy puede proporcionar un ingreso dos veces más grande en forma de préstamos, así que, grosso modo, los 250.000 dólares en propiedades pueden ser convertidos por los participantes del mercado en 500.000 dólares en un relativamente corto período de tiempo. Y así, los bajos tipos de interés/menor coste de deuda es igual a un mayor precio. Paso nº1 del incremento del valor de los inmuebles.
Aupados por este artificial incremento de valor (eso es, incremento no ligado a los fundamentales del mercado inmobiliario o al aumento de los ingresos personales) y basados en la percepción de que las casas que “rápidamente” subían de precio iban a continuar así en lo que muchos esperaban en que iba a ser “nueva” economía, los absurdos instrumentos derivados de las hipotecas empezaron a abrirse camino en los mercados. Y como Greenspan cerraba los ojos a lo que sucedía, los préstamos con entrada cero empezaron a aparecer por todas partes, a los que siguieron a continuación préstamos ninja, es decir declarando verbalmente sus ingresos (“Venga, ande, coja lo que quiera”) y su estado de activos (“No, de verdad, nos preocupa un poco que Ud. no tenga ningún aval”). Los precios “ascendentes” de las viviendas también dieron lugar a la aparición de los intereses ajustables (un 1% inicial, etc.), y pronto el mismo sueldo de 2.000 dólares al mes pudo aportar aún más apalancamiento, digamos unos 750.000 dólares en propiedad, junto con enorme amortización negativa (la capacidad crediticia de los prestatarios estaba incrementando sustancialmente cada año). “No hay problema”, decían los brókeres hipotecarios con zapatos abrillantados a los prestatarios que sospechaban que algo raro estaba pasando o que no sospechaban nada. “Cuando suban los intereses de su deuda, puede refinanciarla o vender su casa y obtener unos jugosos beneficios”.
La Fed generó hipotecas sin entrada y demás maravillas hipotecarias como tipos de interés ajustables. Paso nº2 del incremento del valor de los inmuebles.
Conforme el mercado inmobiliario florecía y los promotores eran capaces de demostrar que lo que vendían por 250.000 en un par de años valía cientos de miles de dólares más, y la industria de los derivados respaldados con activos inmobiliarios (MBS) se volvió loca. Las agencias de calificación crediticia asignaron “ratings de inversión” a una variedad de préstamos dudosos, los préstamos fueron empaquetados en bonos y vendidos a los inversores, liberando los balances de los prestamistas y permitiéndoles prestar más y más dinero.
Y los que se encargaron de vender estos productos a los inversores fueron los chicos de Wall Street. La deuda estructurada, arriesgada, con alto grado de apalancamiento, empezó a estar a la orden del día y la industria de MBS floreció en cuestiones de meses. Las Obligaciones de Deuda Colateralizada (CDO) permitieron que los préstamos bastante dudosos fuesen vendidos en trozos a viudas y huérfanos, y en este punto para comercializar aquellos CDOs se formaron Vehículos de Inversión Estructurada (SIVs) apalancados hasta la luna. Los participantes de los mercados de todo el mundo amasaban liquidez proveniente del apalancamiento, dándose codazos para comprar estos o aquellos activos que costaban un duro y que Wall Street vendía a cuatro pesetas que era el coste de la deuda. En este punto, las ruedas inmobiliarias rodaban a pleno rendimiento, mientras Greenspan, Bernanke y compañía permanecían impasibles.
El dinero corría a raudales, los bancos prestaban montones de dinero y se fomentaba demanda para pedir préstamos. A la vez que los pesos pesados como Countrywide Financial (el más grande de América) y la mayoría de los grandes bancos empezaron a conceder hipotecas sin garantía alguna a prestatarios de baja calidad crediticia. Esto significa que bajo el mandato de Greenspan/Bernanke el crédito, los ingresos, las garantías, el ahorro no tenían ninguna importancia al no ser que estuvieran destinados a la compra de viviendas. Fuentes fidedignas me indican que en este preciso momento la Tierra perdió su órbita; sus fuerzas gravitatorias fueron afectadas por miles de millones de banqueros tradicionales que han cambiado su órbita en aquel momento.
La banca ha dejado de ser tradicional, respondiendo a la demanda de Wall Street. “No pasa nada”, decían ellos entre bambalinas, “nos desharemos de estos préstamos como si fuera una patata caliente”.
Las peores hipotecas (las subprimas) fueron vendidas con cierta prima dado que los prestatarios con el peor historial crediticio han de pagar un interés más alto y se suponía que se iban a mantener durante algún período de tiempo. Pero no costó mucho comprender que el juego ya había terminado: era más fácil financiar la compra de una casa que financiar la compra de un frigorífico.
La ilimitada disponibilidad de dinero para las hipotecas y el devastador efecto de la “patata caliente” de la deuda estructurada pusieron fin a las “normas crediticias” y crearon una explosión artificial para los mercados. La Fed ha soportado los mercados a base de crear la ilusión de que los compradores sin ahorros pueden crear una mayor demanda. Paso nº3 de incrementar el valor de los inmuebles.
Cuando la economía falsificada se siente fuerte, el “valor” de las casas “sube” rápidamente, los compradores creen que los precios nunca bajarán, que los créditos baratos siempre estarán disponibles, las constructoras siempre podrán echar cualquier cosa al mercado y siempre habrá demanda. Las constructoras y las promotoras, grandes y pequeñas, estaban ganando ingentes sumas de dinero, creando apetitos insaciables acerca de terrenos edificables, produciendo un efecto dominó en el crecimiento de todos los sectores relacionados con la construcción. El crecimiento falso proporcionó grandes beneficios para las constructoras, promotoras, agentes inmobiliarios, ejecutivos de las empresas inmobiliarias, especuladores de inmuebles, brókeres hipotecarios, aseguradoras, arquitectos, empresas de trabajo temporal, obreros de la construcción, vendedores de coches, empresas que fabrican materiales de construcción y comerciantes de todo tipo. Nadie de ellos hubiera ganado tanto dinero sin “la mejora” del “valor” de los inmuebles que hemos indicado en los pasos desde nº1 hasta el nº3. Así que la Fed ha generado especulación salvaje en el sector inmobiliario, construcción y mantenimiento, industrias hipotecaria y financiera. Paso nº4 de incrementar el valor de los inmuebles.
Naturalmente, los que ya poseían algún tipo de propiedad inmobiliaria no han podido resistirse a morder la manzana envenenada y la economía USA tuvo un impulso adicional proveniente del deseo de endeudarse a un interés históricamente bajo teniendo como garantía el constantemente creciente valor de sus casas. Prácticamente todos los que habían comprado una casa antes de 2003, se sintieron “ricos”, y el hecho de convertir milagrosamente los 100.000 dólares en 600.000 hizo que sus casas pasaran a ser una fuente inagotable de dinero. La gente comprendió muy rápido la utilizad de este nuevo maná de financiación y se lanzó a comprar prácticamente cualquier cosa, coches, ordenadores, PDAs, televisores de plasma, ropa, accesorios, muebles, joyas, artículos del arte, coleccionables, juguetes, juegos, vacaciones, etc. Todos tenían un “bonus” para gastar, dejando las tarjetas de crédito como papel de fumar. Incluso se inventó un nuevo tipo de tarjeta, tarjeta de crédito “Libérese de la opresión de su deuda” (“La deuda de su nueva tarjeta será añadida a su hipoteca”). Conforme “subían” los precios, la economía artificial no solamente se sostenía sino que florecía; la locura del endeudamiento causó la mejora del empleo, el gasto desenfrenado del consumidor, los aumentos del beneficio empresarial y un sentimiento general de que la economía iba muy bien. Asimismo, los propietarios se endeudaban contra el creciente valor de sus activos inmobiliarios para invertir en bolsa (también creciente, salvo el Nasdaq).
Aunque en menor medida, durante estos últimos cuatro años, la Fed generó un nuevo tipo de consumo financiado por la utilización de las casas como fuente de ingresos, basado en los bajos tipos de interés, laxa política monetaria y crédito fácil. Paso nº5 para incrementar el valor de los inmuebles.
Mientras la economía del endeudamiento-contra-el-mayor-valor-de-sus-inmuebles era capaz de proporcionar dinero que la gente quemaba con gran facilidad, el mundo de los negocios y el comercio era capaz de crear empleo, desarrollarse y crecer. A pesar del hecho de que los créditos fáciles no estaban disponibles para las empresas y se estaba silenciando la subida de los precios, el ambiente de créditos laxos (combinado con los tipos de interés históricamente bajos) proporcionó suficiente estímulo económico para fomentar la demanda de inmuebles comerciales, tiendas, grandes almacenes y distribución, oficinas, empresas de investigación y desarrollo, obras y terrenos comerciales. El crecimiento de las ventas y del empleo también creó una presión alcista en los precios de alquileres que subieron descontando una mayor mejora de la economía y unas rentas aún más altas. El artificial crecimiento, generado por la Fed, basado en el endeudamiento fomentó el incremento (temporal) de los ingresos, una mejora del empleo y una gran demanda de espacios comerciales. Paso nº6 de la subida del valor de los inmuebles.
Viendo todos estos factores, la Fed literalmente “había creado” (no obstante, tan solo durante un corto período de tiempo) un ambiente donde subió la confianza del consumidor, mejoró sustancialmente la actividad empresarial, subieron las bolsas, la psicología compradora alcanzó su punto álgido, y dado que los incrementos de los precios de las casas parecen asegurados, no existe la noción de que haya que gastar menos para ahorrar un poco para la época de las vacas flacas. Dado todo esto, parece que Greenspan y compañía respondieron “con éxito” al colapso del Nasdaq, los americanos tienen fe en la Fed como nunca la han tenido. Esta sensación de “seguridad” dio una razón más a los participantes del mercado para sentirse complacidos, no, mejor dicho, temerarios en cuando al efecto post burbuja en la economía.
Recibo muchos emails de nuestros lectores. Y la mayoría de ellos creen que nuestra economía ya está fuera de la selva post burbuja del Nasdaq. Los pocos que piensan que la reflación de la Fed fue muy arriesgada y puede acabar en una implosión, normalmente tienen fe de que nuestros banqueros centrales o nuestro gobierno o “el gran sistema financiero americano” siempre podrá detectar cuando algo va mal y corregirlo. Muy pocos realmente están preocupados por la actual situación; “ELLOS nunca permitirían que algo malo pueda pasar”, dice todo el mundo.
Y los que estamos familiarizados con las economías post burbujas de los últimos siglos, siempre nos estamos haciendo las mismas preguntas conforme la Fed mantenga el mismo rumbo. Estas preguntas son:
¿Qué pasa cuando la música se apaga? ¿Qué pasa cuando el mercado inmobiliario ya no se beneficia de los bajos tipos de interés? ¿Qué pasa cuando la gente no puede endeudarse más para seguir comprando casas? ¿Qué pasa cuando las casas pierden un billón de dólares de valor? ¿Qué pasa cuando los activos desaparecen? ¿Qué pasa cuando se cierra el grifo del crédito? ¿Qué pasa cuando la gente con bajos ingresos pierden su calificación crediticia y nadie les da dinero? ¿Qué pasa cuando las casas dejan de venderse? ¿Qué pasa cuando los propietarios endeudados hasta las cejas empiezan a vender sus propiedades? ¿Qué pasa si millones de propietarios se enfrentan a los embargos todos a la vez? ¿Qué pasa si la morosidad vuelve a los mercados? ¿Qué pasa cuando acaba el boom de la construcción, promoción y financiación? ¿Qué pasa cuando las casas dejan de funcionar como garantía para obtener nuevos créditos? ¿Qué pasa cuando los propietarios dejan de recibir dinero debido al creciente valor de sus casas? ¿Qué pasa cuando el valor de las casas ya no sube? ¿Qué pasa cuando la gente deja de pagar sus deudas? ¿Qué pasa cuando los bancos tienen que retirar líneas de crédito? ¿Qué pasa cuando las entidades financieras obtienen pérdidas billonarias de sus carteras apalancadas y con pésimas garantías? ¿Qué pasa cuando los inversores ya no quieren más patatas calientes? ¿Qué pasa cuando el mercado de crédito colapsa? ¿Qué pasa cuando el consumidor pierde la confianza, la economía se contrae, los ingresos se reducen, los trabajos se pierden, la bolsa cae, la gente hace colas para retirar su dinero de los bancos, el mundo se libra de las garras de las finanzas estructuradas, Fannie Mae se derrumba, la Fed pierde su poder, la moral compradora está herida de muerte y no hay ahorro que ayudase a sobrevivir?
“En otras palabras, ¿qué pasa cuando implosiona la burbuja inmobiliaria creada por la Fed para paliar los nocivos efectos del crash del Nasdaq? “
Tomen asiento; el juego tan solo acaba de empezar. Aún queda mucho. Y si decide participar, puede que acabe siendo propietario de los Yankees.
Steve Moyer,
PonderThis.net
http://elsabado.es/Actualidad/Articulos/65Asesino.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario