domingo, 14 de octubre de 2007

El eterno viaje de ida y vuelta del mercado monetario

El dinero hace girar el mundo, hace girar el mundo, hace girar el mundo. El dinero hace girar el mundo, de eso estamos todos seguros. Porque somos pobres', canta Sally Bowles en el famoso Kit Kat Club, en uno de los números más recordados del musical Cabaret. El mercado monetario y de divisas es, efectivamente, el paso obligado para toda suerte de actividad económica y mueve cada día 3,21 billones de dólares, que discurren en un flujo constante de ida y vuelta entre distintos bloques económicos.

'Por cada actividad comercial, hay entre 10 y 15 actividades financieras', expone José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. 'Y para cualquier actividad comercial, recurrir al mercado monetario es imprescindible', enfatiza Anton Brender, responsable de análisis económico de Dexia Asset Management.

Unos datos ilustrativos: los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) establecen que el 80% del petróleo que se produce en el mundo se extrae de regiones emergentes, mientras que las economías más avanzadas consumen casi el 60% de ese crudo. Esta dinámica ha hecho que los países de la OPEP vayan a ingresar este año más de medio billón de dólares por la exportación de oro negro. Pero ese dinero ya no sólo se dilapida en suntuosos palacios del jeque de turno, como antaño. Qatar y Dubai pugnan ahora por hacerse con el control de la Bolsa de Londres. y el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) calcula que las naciones del golfo Pérsico han invertido más de 540.000 millones de dólares en los últimos cuatro años en diversos activos de economías occidentales. En retorno, el flujo de inversión directa extranjera hacia países en desarrollo ascenderá este año a cifras récord de 550.000 millones, según el IIF.

Pero el ciclo no para, sigue en movimiento. Los datos divulgados por el Tesoro americano ponen de manifiesto que más del 40% de la deuda emitida por Estados Unidos está directamente en manos de países como China, Brasil, Argelia, Rusia o Polonia. En julio pasado, último mes del que se disponen datos, el flujo de capitales foráneos a EE UU superó los 100.000 millones; el déficit por cuenta corriente de todo el año asciende a 800.000 millones. El axioma que puso de moda el conocido largometraje Syriana (Warner Bross, 2005), 'Todo está conectado', se cumple de forma inapelable en el mercado de divisas.

Un lugar donde se ve con mucha claridad es en el tipo de cambio. La práctica totalidad de los países asiáticos, del golfo pérsico y también de América Latina tiene una vinculación con el dólar. Eso implica que esos Estados no pueden dejar de almacenar dólares para poder responder al tipo de cambio al que están sujetos. Y la mejor manera de atesorar dólares es comprar bonos denominados en esta divisa. La moneda estadounidense cumple así el papel que el oro desempeñó desde finales del siglo XIX y, en cierta medida, hasta la pasada década de los setenta, y EE UU se ha garantizado de esta forma una financiación constante de su endeudamiento.

'El riesgo consiste en qué sucedería si estos países se cansaran de tener dólares y comenzaran a venderlos en el mercado. Eso podría llegar a representar una debacle para la moneda americana', subraya Antonio Villaroya, jefe global de estrategia de tipos en Merrill Lynch. Basta con echar un vistazo a la distribución mundial de las reservas en divisas, la gran mayoría de ellas en dólares. China posee un 23,2% del reparto global, más de 1,33 billones; Rusia tiene más de 407.000 millones (un 7,4% del total); India, unos 239.900 millones (el 3,97%); Brasil, 162.550 millones (2,7%) y México, 73.240 millones (1,27%).

Se comprende así que, para desesperación de los agricultores y los trabajadores de las fábricas estadounidenses, la Casa Blanca no ponga demasiado énfasis en que economías como China revalúen de una vez por todas su moneda, devolviendo así la competitividad que han perdido los productos occidentales.
¿A quién le interesa que caiga el dólar?

Prácticamente a nadie, a excepción de los propios estadounidenses. El gasto de los ciudadanos americanos equivale a dos tercios de la economía. Y buena parte de ese consumo se satisface vía importaciones. Es decir, si China es la fábrica del mundo, EE UU es el supermercado. Eso es suficiente para figurarse lo que representa un dólar débil en el comercio exterior. Al mismo tiempo, muchos países verían mermado el valor de sus inversiones. Sin salirse de China, el gigante asiático posee casi 410.000 millones de dólares (un 80% de la capitalización total del Ibex 35) en bonos del Tesoro americano. Curiosamente, el país oriental es, a su pesar, el gran financiador de la burbuja inmobilaria. En julio pasado, China fue el mayor inversor individual del mundo en deuda hipotecaria de EE UU, con un importe neto superior a 2.520 millones.

'Un ajuste al alza del dólar sería bienvenido para economías que tienen infravalorada su moneda, puesto que pueden reducir el excedente de las balanzas de pagos, limitar la necesidad de intervenciones de sus bancos y enfriar la demanda doméstica en algunas cosas demasiado enérgicas, como ocurre en China', argumenta Rajeev de Mello, de Pictet Funds.

A quien tampoco interesa un dólar débil es al grupo de la zona euro. Los dirigentes comunitarios manifestaron la semana pasada su preocupación por la excesiva carrera que ha experimentado su divisa en las últimas semanas.
Las cuentas del euro

El cruce de la moneda de los Trece contra el billete verde alcanzó el pasado día 1 su máximo histórico, al llegar a situarse en 1,4282 dólares por unidad. El euro se ha encarecido un 7,7% desde enero y un 20% en el transcurso de los últimos dos años.

'Uno de los motores de la economía de la eurozona es la exportación. Con un euro más fuerte, las exportaciones se encarecen en términos relativos, frenando así el crecimiento económico', advierte Gustavo Trillo, director de inversiones para España y Portugal de JPMorgan Asset Management.

Expertos e inversores hacen cábalas de hasta dónde puede llegar la escalada de la divisa comunitaria. El gran catalizador en el corto plazo es la perspectiva sobre los tipos de interés. La reciente rebaja del precio del dinero en EE UU (del 5,25% al 4,75%) no sólo ha borrado de golpe medio punto de rentabilidad a los activos denominados en dólares, sino que apunta además hacia una economía en apuros, lo que desanima aún más la inversión. La presión bajista en EE UU cristaliza en el avance continuo del euro. ¿Por mucho tiempo?

'Parece que la trayectoria alcista del euro se está acercando a su final, pero las autoridades de la eurozona tiene una capacidad escasa para influir en ello. Las actuaciones verbales o efectivas podrían ser contraproducentes en ausencia de una improbable cooperación por parte de Japón o EE UU', asegura Simon Ward, economista jefe de New Star.

Los esfuerzos del Banco Central Europeo (BCE) dan fe de lo difícil que es domar al mercado. En los últimos dos meses, la autoridad monetaria ha inyectado liquidez al sistema por más de 500.000 millones de euros. La medida no ha evitado que la cotización del euro siga batiendo récords.

La cuestión es clara. Mientras en Europa los analistas discurren para dilucidar cuándo retomará el banco central la senda alcista de tipos (ahora al 4%), en el mercado de futuros de Chicago ya se descuenta para diciembre un descenso adicional por parte de la Fed. La moneda europea también avanza contra otros socios comerciales. Frente a Suiza, cuyos tipos están en el 2,75%, ha ganado un 3%; contra el Reino Unido (el precio del dinero es del 5,75%), se aprecia un 3,2% y en el caso de Japón (tasa de descuento al 0,5%), la ganancia es del 9%. Los ministros de Economía del G-7 (EE UU, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, Canadá y Francia) se reúnen en Washington el próximo viernes 19 para discutir sobre la salud económica del mundo. Para entonces, la rueda eterna de las divisas ya habrá dado unas cuentas vueltas más.
Tener una moneda en auge ¿Cuáles son las consecuencias?

¿De qué manera afecta el encarecimiento del euro a la propia economía regional?

El consenso de analistas establece que una apreciación del 10% en el tipo de cambio del euro repercute en un descenso de un punto porcentual en el crecimiento de la eurozona a lo largo de dos años, con una especial incidencia en el segundo ejercicio. 'Mantener un euro alto reduce la capacidad de Europa de generar riqueza, ya que la convierte en un área geográfica menos competitiva', explica Paula González-Escalada, de Self Trade. Conviene recordar que la principal actividad de la eurozona es la exportación. Pero en la práctica este impacto no es tan fácil de precisar, puesto que intervienen multitud de matices. Por ejemplo: una moneda fuerte atrae inversiones extranjeras en toda clase de activos. Otro dato; el petróleo, que cotiza en dólares, ha subido un 95% en año y medio, pero su coste medido en euros sólo ha aumentado un 33%.

¿Hasta qué grado es perjudicial la apreciación contra el dólar?

Sigue siendo muy relevante, pero no tanto como en el pasado. EE UU ya no es el mayor socio del bloque. Reino Unido representa el 16% de las exportaciones del área euro, mientras que EE UU equivale al 14% y el resto está repartido entre diversos socios. 'Lo más relevante para la economía regional no es el cruce contra el dólar, sino el tipo de cambio efectivo; es decir, contra los principales socios comerciales', afirma Anton Brender, economista jefe de Dexia Asset Management. 'Una combinación ideal sería una ligera apreciación contra el dólar, que rebajaría la factura del petróleo, y depreciación contra el resto de monedas', sugiere Brender. Pero, claro, esa combinación perfecta es algo que en estos momentos no se está dando.

¿Qué factor está determinando la subida del euro?

En el corto plazo, la fuerza motriz de la apreciación es la expectativa sobre la evolución futura de los tipos de interés. Prueba de ello es que la moneda no se ha apreciado exclusivamente contra el dólar. En el último mes y medio, el euro ha ganado más de un 9% frente al yen japonés y más de un 3% contra el franco suizo y la libra esterlina.

¿Hasta dónde puede llegar el alza de la divisa?

Citigroup pronostica un cambio de entre 1,43 y 1,44 dólares por unidad a medio plazo. Merrill Lynch prevé un cruce estable para los próximos meses, pero reconoce hay más riesgos de una persistente apreciación que de lo contrario. Por análisis técnico, A&G Inversores da margen a la divisa comunitaria para llegar hasta 1,45 dólares. Sólo las declaraciones del BCE la semana pasada, suavizando las expectativas sobre el incremento del precio del dinero, permitieron moderar la senda apreciadora del euro. Ahora bien, debe quedar claro que acertar en la trayectoria de una moneda es harto complicado. 'La evolución está dominada por los flujos financieros, determinados por las decisiones de los inversores, guiados a su vez por sus expectativas sobre el tipo de interés', describe José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. 'Ser concreto sobre hasta dónde puede llegar una divisa es extremadamente difícil', corroboran desde Self Trade.

Abierto todo el día, todo el año

Nunca se echa el cierre. Así es el mercado de divisas, el único que puede arrogarse con derecho propio tener una dimensión planetaria. Es el mayor y el más líquido del mundo, con un volumen diario de negociación de 3,21 billones de dólares, el doble de lo que movió la Bolsa española en todo 2006, año récord de contratación.

El mercado de divisas tiene unas características muy particulares: 'Abre las 24 horas; no tiene una localización física y, por tanto, no es un mercado centralizado de operaciones; los compradores y operadores se encuentran en todas partes del mundo y se negocia a través de Internet, plataformas de inversión, terminales informáticas o por teléfono', resume la analista de Self Trade Paula González-Escalada.

La última encuesta del Banco de Pagos Internacionales (el banco central de los bancos centrales) refleja que el 86,3% de las operaciones tiene como moneda base el dólar. La hegemonía del billete verde parece resistir el paso del tiempo. En 1998, un año antes del euro, el dólar figuraba en el 87,3% de las transacciones.

PALABRAS CLAVE

Tipo efectivo. El tipo efectivo de cambio es la media del cruce de una moneda contra sus mayores socios comerciales. En euro-24 (los 14 socios de la UE que no están en la moneda única, más otros 10 países), el cambio es inferior a 1,10 unidades por euro.

'Carry trade'. Estrategia de inversión que consiste en vender una divisa con bajos de interés para comprar otra con un tipo de interés más elevado y capturar así el beneficio del diferencial entre los distintos tipos de interés.

Índice 'Big Mac'. Creado por la revista The Economist en 1986, es una forma pintoresca de comparar el poder adquisitivo entre distintas zonas. Mide el coste de adquirir un producto teóricamente homogéneo en todo el mundo: una hamburguesa Big Mac, de la multinacional McDonald's.

Forex. Es el mercado mundial de divisas. Fue creado en 1997 y actualmente es el mayor mercado financiero del mundo. Mueve diariamente 3,21 billones de dólares. Para hacerse una idea: 2,3 veces el PIB de España.

http://www.cincodias.com/articulo/D/eterno/viaje/ida/vuelta/mercado/monetario/cdspor/20071013cdscdicnd_2/Tes/

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