lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Crujido o colapso?

¿Crujido o colapso?

¿Cómo se imagina Ud. a sí mismo durante el peor credit crunch?

Para poder imaginar este panorama, primero deberíamos comprender, desde una perspectiva fundamental, qué es exactamente un “credit crunch”. Para empezar, su mayor causa no es la crisis de las hipotecas de alto riesgo como dicen en todos los medios de comunicación. Es mucho más profundo que eso.

Todos sabemos que la estructura financiera mundial depende de una cosa, tan solo de una cosa. Y esta cosa es la base y los cimientos sobre los que luego se construye todo el edificio del sistema financiero:

EL CRÉDITO

Fundamentalmente, no obstante, este término es el eufemismo de lo que realmente es:

LA DEUDA

El sistema financiero mundial es una estructura que se mantiene y se alimenta por los bancos, y los bancos son lo que prestan dinero para los comercios, gobiernos y consumidores individuales. En otras palabras, todo el mundo debe a los bancos.

Todo esto no sería ningún problema si pudiésemos devolver nuestras deudas, pero desafortunadamente incluso el propio “dinero” que estamos utilizando es deuda.

¿Cómo es posible eso?

Es posible porque la misma definición del dinero (por ejemplo, “M1” o la forma más líquida de la total oferta monetaria) incluye los depósitos bancarios, y los depósitos bancarios se forman cuando alguien toma prestado el dinero del banco.

Cuando Ud. presta una taza de azúcar a su vecino, Ud. va a su cocina, coge su azúcar y se lo da al vecino esperando que un día le devuelva el favor. Como un ser humano normal, Ud. no puede prestar lo que no tiene. Eso es bastante obvio.

Un banco, no obstante, es una criatura especial, que legalmente está autorizada a crear de la nada lo que luego le presta a Ud. Después el importe, ingresado a su cuenta en forma de crédito bancario, se computa como parte de la oferta monetaria del país.

En otras palabras, el banco no le ha dado nada de lo que poseía, pero Ud. ahora legalmente le debe dinero al banco. Genial ¿verdad?

Y ahora el banco es propietario legal de sus futuros ingresos, sea Ud. una persona, sea una empresa, dado que Ud. tendrá que entregar sus futuros ingresos en pago de la deuda que ha contraído con el banco, o sea esencialmente Ud. tendrá que pagar por nada. Esto significa que el dinero que Ud. ha pedido prestado en realidad no existe, no tiene el valor real más que su promesa de “devolver” la deuda. Y esta promesa suya ahora es contabilizada por el banco como “activo”.

Existe también otro punto de vista.

El “dinero” que está circulando dentro de cada país en concreto y dentro de la economía global es una ficción, respaldada únicamente por el permiso de los gobiernos concedido a los bancos de crearla de la nada, a la vez autorizando al sistema bancario a utilizar su compromiso de devolver la deuda contra Ud.

El efectivo físico en circulación (por ejemplo, las monedas y los billetes emitidos por la banca central) constituye tan solo una pequeña parte de toda la oferta monetaria existente, normalmente del 5 al 10%. La gran parte de dinero circula en forma electrónica.

La ganga

Y ahora, vamos a pensar ¿qué es lo que recibe el gobierno a cambio de esta ganga monetaria? Esencialmente, el gobierno recibe de los bancos centrales un perpetuo cheque en blanco.

Los bancos centrales contraen el compromiso con el gobierno en cuestión de suministrar todo el “dinero” que este gobierno necesite para pagar sus facturas cada vez más elevadas (a un interés, por supuesto).

Y de esta manera, los bancos nos convierten a todos, tanto a las personas como a nuestros gobiernos, en sus deudores.

Por otro lado, el gobierno se asegura que Ud. y yo gastemos esta deuda. Lo consiguen introduciendo leyes que obliguen a cualquiera, a quien ofrezcamos esta deuda en forma de pago, a aceptarla. De otro modo, la deuda desaparecería. El término legal para esto es curso de pago (no el pago en sí mismo). De ahí la frase “moneda de curso legal”.

Deuda como pago por otra deuda

Este sistema tiene sus trucos que consisten en requerimientos de reservas bancarias y “multiplicadores monetarios”, etc., pero no hay necesidad de profundizar en estos conceptos ahora para comprender el verdadero origen de lo que es un “credit crunch”.

La verdadera naturaleza del credit crunch

Los créditos hipotecarios no son otra cosa que otra promesa de pago.

Cuando Ud. solicita una hipoteca, el funcionario del banco teclea un número en el ordenador del banco que se refleja en el sistema como el importe del crédito concedido en su cuenta. Lo hace a cambio de su compromiso de devolver esta deuda al banco. De esta manera, el banco le hace entrega de algo previamente inexistente y el gobierno respaldará cualquier reclamación del banco contra Ud. en el caso del impago, asegurándose muy bien el banco de que Ud. le pague lo que debe.

En esencia, es Ud. - no el gobierno - el que asegura la oferta monetaria del país. En realidad, son sus futuros ingresos fruto de su trabajo lo que crea el dinero que “hace el mundo seguir girando” como dice la popular canción.

Ud. es Atlas que sujeta el mundo financiero en sus brazos, y los bancos yacen encima de sus hombros.

Y ahora, finalmente los bancos se han consumido a sí mismos en pos del mayor crecimiento.

Su mayor propósito por excelencia es hacer que se endeude más y más gente lo que les haría prosperar, y lo que les llevó a ingeniar métodos de financiación cada vez más creativos para poder enganchar cada vez a más deudores.

Su último recurso fue prestar dinero para comprar casas a gente que realmente no tenía capacidad de endeudamiento. Se empeñaron en poder endeudar a la gente que realmente no ha demostrado ningún potencial de obtención de futuros ingresos con lo que podrían hacer frente a sus compromisos de devolución del “crédito” que los bancos estaban creando en sus cuentas.

Así que, cuando los tiempos han cambiado para peor, subiendo un poco los tipos de interés, estos deudores entraron en suspensión de pagos, incapaces de repagar sus hipotecas, y su número fue creciendo.

Estos deudores no tienen gran cosa que perder. Obtuvieron sus casas por prácticamente nada, basándose en ficticias garantías que los vendedores de hipotecas crearon para ellos, haciéndolos soñar que sus créditos fueron justificados. Los jefes de los vendedores de hipotecas cerraban los ojos, emitían créditos, cobraban su bonus contentos de haber encontrado a más pringados para su causa, y el mecanismo seguía rodando.

Y ahora estas hipotecas son el epicentro del llamado credit crunch.

Pero la naturaleza de estos créditos no es muy diferente de la naturaleza del propio “dinero” que cada uno ganamos y gastamos, dinero que los gobiernos, los bancos y el comercio, ahora contagiados por el miedo, dejarán de inyectar con tanta facilidad como lo venían haciendo.

La triste verdad es que tanto las hipotecas como el dinero, en el que se supone se pagarán estas hipotecas, no es otra cosa que deuda.

Cuando los bancos pierden confianza en los bancos

Normalmente, los bancos temen que los consumidores individuales o las empresas no sean capaces de devolver sus deudas a tiempo. Ahora los bancos tienen miedo de los propios bancos porque desconocen la real exposición de cada uno a la crisis crediticia.

Hemos leído sobre las pérdidas gigantescas de las entidades financieras más grandes del mundo. Algunas de estas pérdidas alcanzan importes cercanos a decenas de miles de millones. La banca más pequeña tiene problemas similares aunque a menor escala.

Sabiendo esto, y sabiendo que estas pérdidas son causadas por el descenso del precio de los activos inmobiliarios, ningún banco en su sano juicio va a prestar a otro banco el dinero que urgentemente necesita para financiar sus propias operaciones.

Este pequeño problema hizo subir en vertical el tipo de interés al que los bancos se prestan dinero entre sí.

Y actualmente, no solamente las hipotecas de alto riesgo están en peligro, sino incluso peligran los créditos concedidos a deudores con buen historial crediticio. Sus hipotecas (su deuda) fue vendida por los bancos a otros inversores, a los llamados SIV o “vehículos de inversión estructurada”, un término estrambótico inventado para cubrir la farsa crediticia.

Recuerde que las hipotecas, que en realidad son tan solo compromisos de pago, constituyen “activos” en la industria del endeudamiento. Los bancos emisores de estos créditos los vendieron a inversores tipo hedge funds o SIVs, con lo que estos créditos hipotecarios ya no aparecen en los balances de los bancos emisores.

La importancia de este proceso consiste en que los bancos, de esta manera, aumentaban su capacidad de emitir más crédito. Legalmente, un banco está obligado a mantener ciertas reservas, respetando el ratio de crédito versus reservas. Cuando un banco emite un préstamo, éste se refleja en sus libros como activo (el derecho de percibir los pagos futuros del deudor) y como pasivo (el dinero prestado). Suponiendo que el ratio es de uno a nueve, por cada 100.000 de reservas, el banco “tan solo” puede prestar 900.000.

Vendiendo estos préstamos a otras entidades, el banco puede convertir lo que antes era una relación de activo - pasivo, en puro activo. Y una vez recibido el pago en concepto de las hipotecas (a descuento, por supuesto), sus “reservas” aumentan en el mismo importe.

Entonces, el banco puede seguir prestando el dinero en proporción de una a nueve veces del importe de sus reservas.

Y así es como un crédito hipotecario se convierte en el equivalente financiero de nueve créditos, cada uno por el mismo importe prácticamente. Ahora, coja este proceso y repítalo miles de veces, cada día, a lo largo y a lo ancho de todo el país, y entonces obtendrá una buena imagen del riesgo de impago que existe en estos momentos.

No obstante, el problema real es que muchos bancos han abierto para los compradores de hipotecas las líneas de crédito a las que éstos pueden recurrir en caso de dificultades financieras. Y ahora que los compradores no reciben la rentabilidad esperada, están recurriendo a estos acuerdos. La razón es fácil: los activos respaldados por las hipotecas que ellos compraron están perdiendo vertiginosamente su valor debido a los impagos por parte de los propietarios de viviendas cuya calidad crediticia fue sobrevalorada.

Ésta es la exposición al riego que causó recelo en el sistema bancario.

Los bancos regularmente se prestan dinero entre ellos a bajo tipo de interés para financiar sus operaciones diarias. Sin estos préstamos, simplemente no podrían funcionar. Sin esta fuente de financiación, los bancos o deben recurrir a sus reservas para responder a sus compromisos o pagar un mayor interés para obtener la financiación necesaria. Las dos opciones hacen menguar su capacidad crediticia.

Y éste es el devastador efecto real del credit crunch.

Cuando los bancos no tienen capacidad de emitir más crédito, los deudores que necesitan dinero no pueden obtenerlo y, así, su consumo se reduce, lo que hace reducir el flujo monetario dentro del sistema económico, de tal manera que la economía se ralentiza y esto reduce el crecimiento del producto interior bruto hasta que el crecimiento se convierte en negativo, es lo que se llama recesión.

La recesión mutante

Al igual que el virus muta haciéndose resistente a los antibióticos, ahora observamos la aparición de nuevos tipos de recesión que ya no responden al tratamiento prescrito de los bajos tipos de interés.

En circunstancias normales, las recesiones puede ser temporalmente aliviadas o incluso convertidas en nuevas burbujas mediante inyecciones de más “crédito” (deuda) en los sistemas económicos. Esto se consigue bajando los tipos de interés, y los bancos centrales lo pueden hacer de numerosas maneras.

Pero cuando los bancos ya no confían unos en otros, puede estar seguro de que confían aún menos en sus clientes. Ya hemos sido testigos del endurecimiento de las condiciones del crédito hipotecario, y esto sucede cuando los tipos se han bajado 75 puntos básicos desde que golpeó la crisis crediticia el verano pasado, y todavía se espera que los tipos bajen aún más.

Esto pone a los bancos contra las cuerdas: ya no pueden confiar que sus deudores paguen las deudas como lo hicieron antes, pero la emisión de crédito es su método primordial de ganar dinero. Y como resultado, prestan menos dinero que antes.

Prestar menos dinero significa que van a ganar menos dinero.

Prestar menos dinero también significa que el crecimiento del crédito (de la oferta monetaria) empezará a reducirse.

Cuando este proceso llegue a un punto donde no solamente se reduce el ritmo del crecimiento del crédito, sino que también se reduce el total importe de la deuda existente, tendremos una contracción crediticia en toda regla, y el término que normalmente se usa para denominarla es “deflación”.

La única “solución” a este dilema es que la Fed siga inyectando cada vez más dinero (deuda) en el sistema.

Ésta es la base del problema

La deuda debe ser creada para mantener la propia existencia del dinero. Para pagar esta deuda, más dinero debe ser creado, lo cual requiere aún más deuda. La deuda se apila sobre la deuda, y luego encima de esta pila se coloca aún más deuda. Es una pirámide invertida de la expansión crediticia, y todos sabemos que semejantes estructuras no pueden sostenerse por sí mismas. Alguien debe fomentarlas, pero el sistema está concebido de tal manera que solamente más deuda puede mantener el crecimiento de la deuda, lo cual solo agrava el problema.

Ud., como propietario de una empresa, como ciudadano individual, padre, madre, trabajador o empresario, o lo que sea, está soportando esta pirámide invertida. Como el mismísimo Atlas, soportando la pirámide invertida sobre sus espaldas, con la excepción de que el tamaño de Atlas estaba en proporción con el mundo que sujetaba, mientras que Ud. con su tamaño natural está soportando una pirámide de dimensiones equiparables a la de Keops.

Y esta es su función en la economía, querido lector.

Alex Wallenwein

http://elsabado.es/Actualidad/Articulos/56CreditCrunch.html

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