Maria Victoria Natalizio: "Algunas aproximaciones al Sistema Financiero Chino en clave integral " en Observatorio de la Economía y la Sociedad de China Nº 01, enero 2007. Accesible a texto completo en http://www.eumed.net/rev/china/
El conocido, discutido y analizado crecimiento acelerado de la economía china ha tenido su correlato en su sistema financiero.
El sistema financiero chino es reconocido a nivel internacional por su fragilidad estructural[1], esto es, cierta debilidad que, ante posibles desequilibrios en la dinámica actual de crecimiento, podría llevar a situaciones no deseadas verdaderamente perjudiciales para la economía local y mundial.
Las abultadas reservas internacionales (769.000 millones de dólares[2]), sumadas a un control de los índices de endeudamiento y a una dirigencia política capaz de garantizar la ejecución estable del proyecto nacional chino[3], actúan como elementos que contrarrestan tal vulnerabilidad del sistema financiero, limitando las probabilidades de una potencial crisis del mismo.
Desde su ingreso en la Organización Mundial de Comercio (OMC), China ha trabajado sistemáticamente en pos de una mayor liberalización del sector, lo cual es percibido por los Organismos Internacionales de Crédito (entre otros) como un signo positivo de una mayor integración del gigante asiático a las dinámicas económico-financieras internacionales actuales.
Este mismo hecho podría ser leído desde otra óptica según la cual China estaría ganando en vulnerabilidad ante tanta exposición a las tendencias de la economía global y el proceso de retroceso de la capacidad regulativa del Estado que se está dando en esta materia.
En consonancia con las políticas trazadas por la OMC, la reforma en el régimen del tipo de cambio introducida en julio de 2005 tras diez años de un cambio fijo de 8,28 yuan/US$, fue el puntapié inicial para una serie de medidas de flexibilización, tales como la apertura de la cotización de la moneda local a las fuerzas del mercado, el relajamiento de las restricciones a las cuentas de capital y el desarrollo de instrumentos financieros como los swaps y forwards, entre otros.
Cabe destacar que en esta reestructuración del tipo de cambio las denuncias explícitas por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea al bajo precio de una moneda china que parecía estar destinada a favorecer la competitividad de sus exportaciones[4], se hicieron oír más allá del ámbito de la OMC. El Fondo Monetario Internacional también hizo eco de estas demandas:
“The debate about China’s monetary policy has long swirled around one topic—China’s exchange rate regime. Many observers have been calling for a revaluation to correct what they see as an unfair competitive advantage that China maintains by keeping its exchange rate undervalued.
Whether or not there is merit to calls for a currency appreciation, what China needs is a truly independent monetary policy, which is not possible with a de facto fixed exchange rate, argue Marvin Goodfriend and Eswar Prasad in a new IMF Working Paper. Indeed, that is an important reason the IMF has been calling for greater exchange rate flexibility in China.” [5].
La revaluación del yuan finalmente implementada podría traer consecuencias adversas tanto para China misma como para países como los Estados Unidos.
“Para China, una revaluación de su moneda significaría una pérdida de competitividad que podría tener como consecuencia que algunas empresas se mudaran a otros países con costos laborales menores (Vietnam, por ejemplo). Sin embargo, es poco probable que esto suceda en gran escala considerando que se puede encontrar mano de obra menos costosa hacia las zonas centro y oeste del país y a la relativa poca importancia que tiene el tipo de cambio como fuente de competitividad china. Por el contrario, la revaluación haría a China un destino aún mas atractivo para empresas enfocadas en vender en el mercado de consumidores chino, pues una revaluación le otorgaría a éstos mayor poder adquisitivo. Por otro lado, así como en los últimos meses han llegado a China grandes cantidades de capital especulativo (apostándole a una apreciación del yuan), podría ser que esta situación se incrementara aún mas mientras los inversionistas esperaran mayores apreciaciones en el corto plazo.”[6]
“Para el caso de Estados Unidos, la revaluación del yuan tendría como consecuencia un incremento en la inflación estadounidense al aumentar el precio de los productos importados de China, como lo dijo (…) el [ex] jefe de la Reserva Estadounidense Alan Greenspan. Igualmente, significaría un incremento en la competitividad de las empresas estadounidenses con respecto a China, lo que podría evitar que mas empresas decidan moverse a la nación asiática.”[7]
Otra consecuencia visible para los Estados Unidos, según el analista citado, puede darse ante eventuales reestructuraciones de China de sus reservas internacionales. En caso que reflejaran más equilibradamente su comercio internacional, las tasas de interés americanas se incrementarían, haciendo más caro el financiamiento del déficit fiscal (Cabe recordar que una gran cantidad de bonos del tesoro norteamericano se encuentran en manos de China). Un consecuente recorte fiscal podría desacelerar la economía norteamericana.
A la hora de analizar el presente sistema financiero chino en constante evolución, es menester también tener en cuenta las amenazas que lo apremian: crecimiento exacerbado por encima de las capacidades de absorción de la economía, presiones inflacionarias, depreciaciones de la moneda, formación de burbujas de activos; en otras palabras, “sobrecalentamiento de la economía”:
“The possibilities of overheating and excessive investment in China are raising concerns, because a downturn in its growth could reverberate not just domestically but also in the Asian region and beyond”[8]
Ante semejantes amenazas, la liberalización es presentada por los organismos internacionales como la solución a cualquier eventual desajuste. La “mano invisible” del mercado será quien establezca las correcciones necesarias ante cualquier situación de desequilibrio…
“Aprender de los errores del pasado”[9]: tal fue una de las tantas afirmaciones por parte de las autoridades chinas a fines de dar a entender que ese era el objetivo de las reestructuraciones de sus instituciones financieras.
Sería valioso retomar esta dirección a la hora de analizar y prever futuros escenarios que competan al sistema financiero y tratar de aprender no sólo de lecciones propias sino también de los vecinos, como es el caso de las naciones del Sudeste Asiático a fines de los noventa[10].
El éxito inicial de estas naciones, al igual que el caso chino, no dependió sólo del acceso a los mercados; la acción efectiva del gobierno fue crucial para el logro de una rápida acumulación de capital y del crecimiento de las exportaciones. Un esfuerzo considerable de políticas fue necesario en las etapas iniciales de la industrialización y de la promoción de exportaciones, cuando la competitividad derivaba de la abundancia de trabajo o de recursos naturales. El pasaje exitoso a niveles más altos de la división internacional del trabajo fue condicionado a la capacidad de enfrentar desafíos cada vez mayores, por medio de políticas de inversión, de comercio y de tecnología.
Así entonces, sería necio pensar en las bondades de un paulatino retraimiento del Estado Chino de la escena económica y financiera del país, tal como predica la lógica impuesta por las políticas de la OMC y FMI entre otros.
Una vez desatada la crisis en el Sudeste Asiático (1997) las estrategias propuestas y trazadas por el FMI para afrontar dicha situación no lograron frenar la caída masiva de la actividad económica ni evitar su recesión, mientras que una intervención gubernamental podría haberlo realizado rápidamente. Las políticas monetarias contractivas impuestas desataron un conflicto en el núcleo de una sociedad totalmente fragmentada.
Si bien no puede afirmarse que nos encontramos ante una inminente crisis del sistema económico y financiero chino, tener en cuenta las fortalezas y debilidades de la experiencia del sudeste asiático, puede ser de un gran aporte para anticiparse a definir qué cursos de acción a ser tomados por el Estado Chino son convenientes y cuáles no.
Será valioso para dicho Estado tener presente que, aún cuando las prácticas internacionales operen según esa lógica, “nada es más perjudicial que la libertad de movimientos de los capitales especulativos”[11]. Así también, la globalización de las finanzas mundiales y la apertura de los mercados financieros recrean un nuevo escenario internacional que “genera una necesidad de cambio institucional de las diferentes políticas del FMI”[12].
http://www.eumed.net/rev/china/01/mvn-01.htm
En los últimos años el crecimiento económico de China se ha caracterizado por ser elevado, mostrándose un incremento estable del PIB alrededor de un 8% como promedio anual desde 1997, con tasas que han superado el 9% desde 2003. Todo esto ha estado motivado principalmente por su expansión industrial y considerables exportaciones.
Entre los productos que China ha desarrollado con fuerza y que han impulsado su crecimiento económico y comercial están los de alta tecnología y demanda en el mercado mundial, como son: semiconductores, automóviles y ordenadores personales. También ha desarrollado otros tipos de productos con una cuota elevada en el mercado internacional, logrando ser el primer fabricante mundial de artículos textiles (entre ellos, prendas de vestir), calzado, productos electrónicos de consumo (teléfonos celulares, reproductores de DVD, televisores, etc.), muebles y juguetes.
Además, se han registrado grandes producciones de carbón, cobre, aluminio, acero y cemento, convirtiéndose esta nación asiática en el primer productor mundial en esos renglones.
China tiene un peso fundamental en la economía mundial y casi decisivo para el desarrollo de las demás economías, no solo como productor, sino también como consumidor a gran escala, pues representa el 30% del consumo mundial de carbón, algodón, arroz y acero, y entre un 15 y un 20% del consumo mundial de cobre, soja, trigo, aluminio y platino.
Es preciso tener en cuenta que uno de los factores externos que ha influido en la recuperación económica japonesa es el ciclo expansivo en que se encuentra la economía china. Gracias al impulso de su producción industrial, a la demanda de exportaciones y a las inversiones, la economía china creció a un ritmo fuerte del 9,1% en el 2003, el índice más alto desde 1997. Los exportadores japoneses respondieron al desafío aumentando sus embarques a China en un 33,2%, representando un monto de 62 900 millones de dólares entre 2002 y 2003. Las exportaciones niponas a China se han duplicado con creces desde el año 2000, aunque todavía solo representan la mitad del monto de las exportaciones a Estados Unidos.
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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Rodriguez Asien, E.: " Situación Actual de China" en Observatorio de la Economía y la Sociedad de China Nº 02, marzo 2007. Accesible a texto completo en http://www.eumed.net/rev/china/
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En términos nominales el PIB de Japón representa aproximadamente la mitad del producto estadounidense y tres veces más que el de China. Sin embargo, el PIB chino, medido en términos de capacidad de compra doméstica, ya es superior al de Japón.
El desarrollo de China como un motor de crecimiento en Asia también ha acelerado la adaptación de la producción nipona hacia ese mercado. La empresa Nippon Steel accedió a formar una empresa mixta con el principal productor siderúrgico de China en diciembre de 2003. Nippon Steel Corp. es una de las muchas empresas japonesas que aprovechan lo que se ha llamado “el auge chino”. China tiene una gran necesidad de acero, materiales de construcción, teléfonos celulares, televisores de alta definición y automóviles y los japoneses trabajan horas extras para satisfacer su demanda. “China compra todo”, destacó Takashi Kanke, un funcionario de esta corporación.
Muchos analistas consideran a China como una amenaza para la economía japonesa, pero esta opinión está cambiando, debido que a medida que crecen las exportaciones japonesas, gracias a la creciente demanda china, la economía nipona se favorece y se crea una interdependencia entre estas economías que las beneficia.
En la actualidad, China superó a Estados Unidos en el consumo de un buen número de productos alimenticios, bienes de consumo y materias primas.
La renta per cápita de China se ha incrementado rápidamente, proporcionando un crecimiento de consumos de alimentos, energía, materias primas y bienes de consumo. Al mismo tiempo, el aumento de la demanda interna ha obligado a incrementar las importaciones de grano, soja, hierro, aluminio, cobre, madera, algodón, platino, fosfatos, potasio, petróleo, gas natural, entre otros. Las consecuencias del aumento de las importaciones de materias primas han hecho que sus precios se incrementen en el mercado internacional.
En 2004 China importó alrededor del 40% del petróleo en el mercado mundial, convirtiéndose en el segundo consumidor de petróleo después de los Estados Unidos.
Este país también se ha transformado en un gran receptor de inversión directa extranjera, convirtiéndose, desde 2003, en el primer receptor mundial de dicha inversión.
En cuanto a la acumulación de reservas en divisas, ha alcanzado un enorme volumen que supera su deuda externa total. En julio de 2006 sus reservas en moneda extranjera era de 941 000 millones por encima de su deuda externa, que en fecha ascendía a 318 000 millones. Además, este país es un prestamista neto para el resto del mundo, con unos préstamos de 623 000 millones, sobre todo a Estados Unidos.[1]
En 2006 una de las estrategias que está utilizando China para incrementar sus reservas internacionales es la compra de oro con sus reservas en divisas. Con esta operación diversifica sus inversiones, reduciendo riesgos financieros, ya que la caída del dólar y el aumento de los precios del petróleo van a favorecer el auge de los precios del oro en los mercados internacionales durante el segundo semestre de este año. Asimismo, persigue reducir la cantidad de dólares en sus reservas de divisas, incrementando la proporción de divisas en otra moneda como el euro.
Este país posee, además, una tasa de ahorro interno bastante alta, que alcanzó un 52% en 2005, lo que le permitió en ese mismo año financiar una tasa de inversión muy elevada de un 46%.
Durante el primer semestre de 2006 la inversión en activos fijos aumentó un 29,8 % y, en cuanto a la industria pesada, aumentó un 32,6% con incremento de uno de sus principales impulsores: la minería, con un 45,7 %. En la industria ligera se incrementó en un 41,2% con aumentos del 65,1% en el sector alimentario y el 40,6% en el sector textil.[2]
El gran auge exportador de China le ha permitido tener una cuota de exportación en el mercado mundial de un 5% como promedio anual; en 1990 fue de un 2% solamente. Entre los años 2000 y 2004 la cuota de China en las exportaciones mundiales de mercancías pasó del puesto 7mo al 3ro y su cuota de importaciones mundiales en ese mismo período se desplazó del 8vo al 3er puesto.
El superávit comercial del primer semestre de 2006 se situó en 61 500 millones de dólares, un 55% más que el año pasado, con un incremento del 25% de las exportaciones y un 21% de las importaciones.[3]
Gracias al aumento de las exportaciones y sus inversiones, la economía china creció en un 11,3% en el segundo trimestre de 2006 con respecto al mismo período del año anterior, su mayor ritmo desde 1995. En el primer semestre de ese año creció un 10,9%.
De este modo, la economía china posee cuatro puntos fuertes, que son los que están incidiendo en mayor medida en la evolución económica alcanzada durante los últimos años:
Considerables recursos humanos capacitados y abundantes recursos financieros.
Progreso científico-técnico cada vez más elevado.
Crecimiento de la inversión extranjera directa de las empresas chinas en el exterior.
Penetración comercial cada vez más fuerte en el mercado mundial.
Debilidades de la economía china
No todo es color de rosa para la economía china. A pesar de que las fortalezas son numerosas, también tiene talones de Aquiles. Entre las principales debilidades actuales figuran:
El sector financiero, por el monto de créditos vencidos y no recuperados que poseen los bancos.
El incremento del desempleo y el subempleo.
La contaminación ambiental.
La desigualdad territorial.
El envejecimiento poblacional.
Hasta 1979 el sistema bancario chino contaba con un solo banco, el Banco del Pueblo de China (BPC), que actuaba como banco central y único banco comercial. Tras la separación de ambas funciones el BPC siguió encargado de la política monetaria y la regulación bancaria, y el cuerpo principal del sistema bancario chino pasó a integrarse por tres grupos de bancos.
El primer grupo está formado por los bancos estatales, integrado por cuatro grandes bancos públicos especializados en la concesión de créditos, cada uno de ellos en un área considerada clave para el desarrollo económico del país, la cual abarca el sector agrícola, el industrial, el comercio exterior y el sector de la construcción. Estos son:
Banco de China: especializado en transacciones en moneda extranjera y financiación comercial.
Banco de la Construcción de China: su principal actividad es la evaluación, gestión y financiación de proyectos de infraestructura a gran escala y también el desarrollo inmobiliario urbano.
Banco Industrial y Comercial de China: es el mayor banco de China. Es el principal proveedor de créditos para las economías urbanas del país, a través de préstamos a corto plazo para capital circulante de empresas y proyectos de infraestructura e inmobiliarios.
Banco Agrícola de China: especializado en financiación del sector agrícola y servicios de banca mayorista-minorista para los agricultores y otras instituciones y empresas rurales.
El segundo grupo está integrado por los bancos comerciales, cuyo tamaño financiero es menor, aún siendo estatales, excepto uno de ellos. Estos bancos son:
· Bank of Communication
· China Everbright Bank
· CITIC Industrial Bank
· Shanghai Pudond Development Bank
· Shenzhen Development Bank
· China Minsheng Bank (privado)
· Hua Xia Bank
En general, estos bancos están más saneados en términos de calidad de activos y beneficios, con una cantidad menor de préstamos de difícil recuperación.
En un tercer y último grupo están los bancos extranjeros, que hasta el momento son 64, procedentes de 19 naciones, con 192 oficinas bancarias en el país, de las cuales 88 han obtenido autorización para llevar a cabo negocios en yuanes.
En comparación con los bancos chinos, los extranjeros poseen una serie de ventajas en los ámbitos de la gestión interna, los capitales, los servicios ofrecidos a los particulares, la gestión mixta (acciones y seguros) y en la manera de concebir los servicios y la competencia.
El problema de las deudas incobrables
El gran cúmulo de préstamos irrecuperables que poseen los bancos chinos en la actual etapa viene dado desde el período anterior al proceso de reforma.
Factores que han influido en la alta cifra de préstamos irrecuperables:
La ausencia de autonomía de los bancos y el otorgamiento de préstamos a las empresas, principalmente estatales, a partir de los criterios no económicos que regían en el modelo económico anterior, pues los préstamos a estas se otorgaban más bien tomando como base criterios políticos.
La falta de control, que permitió la desviación de recursos hacia actividades muy arriesgadas, sobre todo, hacia la especulación de bienes raíces y en el mercado de acciones, formando una burbuja financiera.
La corrupción, que ha estado presente en todos los niveles, incrementándose de forma preocupante por falta de supervisión y control.
Los bancos estatales han tenido que asumir los costos de la transición de la economía planificada a la economía de mercado y de la reforma de las empresas estatales. Los cuatro mayores bancos poseen casi la mitad de los créditos incobrables. Estas instituciones son las más afectadas porque, además de conceder el 70% del total de préstamos, más de las ¾ partes de ellos se dirigen a empresas estatales, muchas de las cuales no son suficientemente solventes.
En 1999 se fundaron cuatro compañías de administración de activos (CAA) para ayudar a eliminar los préstamos irrecuperables (deudas malas) de los cuatro bancos comerciales del Estado.
En este sentido, la tasa de deudas malas respecto al total era de un 39% a finales de 1999, momento en el cual comenzó a descender. A finales de 2003 bajó de 25% a 18% y continuó bajando a un 13% al cierre de 2004, hasta llegar a la alentadora cifra de 8,6 % en diciembre de 2005. Las autoridades chinas consideran que el problema está bajo control, pues las medidas implementadas a partir de 1999 lograron disminuir estas deudas.
Según la Comisión de Regulación Bancaria China[4], (CRBC por sus siglas en inglés), al cierre de marzo de 2006 los bancos comerciales que operaban en China, incluidos los extranjeros, poseían alrededor de 164 mil millones de dólares en créditos malos, que representaban el 8% del total de los créditos.
A pesar del descenso experimentado, todavía esta tasa alcanzada se encuentra por encima del nivel requerido por la CRBC; es la mayor de Asia después de Japón y se ubica muy por encima de las tasas promedio de préstamos no recuperables de los 100 bancos principales del mundo, que se sitúan entre un 2% y 3%.
La CRBC puso en práctica diferentes estrategias para la reforma bancaria, que tendieron a mejorar la situación de las deudas malas:
Dictó nuevas medidas dirigidas a que las instituciones bancarias respondieran por sus actos, con el objetivo de reducir la corrupción.
Posibilitó a los bancos chinos aliarse con bancos extranjeros, dándole la posibilidad a las entidades foráneas de comprar participación en bancos locales. Con ello se posibilitó no solo la obtención de recursos financieros, sino también la adquisición de tecnologías, conocimientos y experiencias en mecanismos de control, administración y manejo de riesgos.
Listar bancos chinos en bolsas de valores en el exterior con el objetivo de captar capitales externos. El Banco de la Construcción de China y el Banco de China fueron seleccionados como pioneros en esta iniciativa, porque precisamente tienen una tasa de préstamos no recuperables más baja.
En este sentido, en octubre de 2005 el Banco de la Construcción de China comenzó a cotizar en Hong Kong, siendo el primero de los cuatro grandes bancos estatales chinos en entrar en los mercados bursátiles extranjeros. En junio de 2006 le siguió el Banco de China, que también pasó a cotizar en el mercado de valores de Shangai. Se prevé que para septiembre del presente año el Banco Industrial y Comercial de China, la mayor entidad financiera estatal del país, salga a la bolsa de Hong Kong.
El 18 de agosto de 2006 el Banco Central de China, llamado también Banco Popular de China, subió los tipos de interés de los depósitos y préstamos a un año en un 0,27%. Las tasas de intereses de los depósitos, que estaban en un 2,25%, pasaron a 2,52%, y la de préstamos subió del 5, 85% al 6,12%.
La segunda subida de los tipos de interés en el año 2006 tiene el propósito fundamental de reducir la liquidez bancaria y frenar el nivel de préstamos.
Esta medida tiene el objetivo de disminuir la inversión, la construcción de nuevas fábricas y otros activos, ya que el gobierno ha temido al acelerado ritmo de estas inversiones, que podría conducir a una sobreprovisión de préstamos y desencadenar una crisis financiera.
El 22 de agosto de 2006 La CRBC anunció que los bancos comerciales chinos redujeron su proporción de préstamos malos en 1,1% durante la primera mitad del año 2006.
Los préstamos malos que poseen los bancos chinos sumaron un total de 160 000 millones de dólares a finales de junio de 2006. La proporción de estos préstamos en relación con el crédito total es un elemento clave en la salud financiera de los bancos, ya que a medida que los créditos irrecuperables sean menores existirá mayor liquidez monetaria en el sistema financiero chino.
China ha realizado varios esfuerzos para reformar su sistema bancario, con el objetivo de evitar grandes riesgos en el sector financiero y preparar a sus bancos para la competencia con bancos extranjeros en un mercado más abierto. Parte de la reforma ha consistido en transformar los bancos de propiedad estatal en bancos poseedores de acciones, incluyendo accionistas extranjeros, o inscritos en la bolsa de valores.
La CRBC ha hecho énfasis en la mejora de capacidades de control de riesgos de los bancos, actuando sobre la reducción de préstamos malos y mediante una ofensiva contra los delitos financieros en el sector bancario. En los primeros seis meses de 2006 los bancos chinos reportaron 480 casos de préstamos ilegales y malos manejos, menos que los 569 casos ocurridos en la primera mitad de 2005. La mayoría de estos casos fueron descubiertos por los bancos durante auditorías internas.
En ese mismo período los bancos chinos despidieron a 231 empleados por implicación en irregularidades y otros 1 559 recibieron sanciones.[5]
La estabilidad del yuan
En el informe de política monetaria del segundo trimestre el Banco Popular de China ratificó su compromiso de mejorar los mecanismos de tipos de cambio y mantener el yuan estable en un nivel razonable, con el objetivo fundamental de limitar la apreciación de su divisa. También reconoció que el crecimiento de los préstamos sigue siendo demasiado rápido.[6]
El Banco Central de China mantuvo el yuan en paridad fija con el dólar desde 1994 hasta julio de 2005. En este período el tipo de cambio con respecto al dólar se mantuvo en los 8,28 RMB, con un rango máximo de variación del 1%.
En julio de 2005 el renminbi (denominación oficial de la moneda china) se revaluó en un 2,1% con respecto al dólar; desde entonces el Banco Popular de China establece una paridad del yuan frente al dólar, que fluctúa en una banda del 0,3%.[7]
La revalorización de la moneda china en julio de 2005 se debió a varios factores que afectaban internamente su economía. Entre los elementos que más se destacan están:
· Los problemas que presenta el sistema bancario chino.
· El sobrecalentamiento de la economía, que siempre conduce a una elevada inflación.
· Las consecuencias que para China ha tenido la política monetaria, con una tasa de cambio fija durante la etapa siguiente a la crisis de los países asiáticos.
· Las implicaciones del gran tamaño de sus reservas en divisas extranjeras, que ha sido la causante del exceso de liquidez y del crecimiento de los préstamos bancarios.
A todo esto hay sumarle las presiones internacionales sufridas durante los últimos años, provenientes sobre todo de Estados Unidos y Japón, para que el yuan se revalúe. Estas presiones tienen sus razones. Una revalorización del yuan beneficiaría principalmente las exportaciones de estos dos países y disminuiría el déficit comercial que Estados Unidos tiene con China.
La intensión fundamental de la política del Banco Popular de China, al elevar los tipos de interés en agosto de 2006, fue frenar el crecimiento de la economía, que en el primer semestre creció un 10,9%. Entre otros objetivos está también estimular a las empresas e individuos de la nación para liderar la inversión china en el extranjero y, de esta forma, reducir las reservas de divisas foráneas que posee ese país, mediante la compra de las mismas con el yuan sobrevaluado.
Según expertos, el gran tamaño de las reservas de divisas extranjeras en China es una de las causantes del exceso de liquidez en el que está inmerso el país, así como del crecimiento de los préstamos bancarios de difícil recuperación. Con el renminbi fuerte el Banco Popular de China ha comprado dólares norteamericanos en grandes cantidades, convirtiéndose China en el país de mayores reservas de divisas extrajeras del mundo.
En la primera mitad del año 2006 el yuan se ha revalorizado un 0,94% con respecto al dólar.
La revalorización del yuan tiene varias consecuencias positivas, pero también negativas. Entre las positivas están:
Paralización del crecimiento de la oferta monetaria, que al mismo tiempo disminuiría las tendencias inflacionarias.
Disminución del superávit comercial, aumentando las importaciones y disminuyendo las exportaciones.
Reducción del crecimiento del crédito y la recepción de inversión extranjera directa.
Los productos extranjeros se abaratan y las empresas chinas pueden importar con más facilidad materias primas, tecnologías y productos avanzados.
Aumento del poder adquisitivo de los consumidores chinos, ya que se incrementa el salario real de los trabajadores.
Consecuencias negativas
Encarecimiento de las exportaciones chinas (disminuiría la demanda externa y se afectaría su fortaleza exportadora).
Se afectaría el empleo, ya que al disminuir las ventas al exterior por sus altos precios, la producción se afectaría y se comprimiría la necesidad de mano de obra.
Es más costosa la inversión extranjera directa hacia China, debido al encarecimiento de las materias primas, materiales y mano de obra.
Pudiera formarse una burbuja financiera parecida a la de Japón, con una gran actividad especulativa.
Algunos economistas estiman que una apreciación a corto plazo no solucionaría los desequilibrios existentes, ya que un yuan más fuerte daría a China más capacidad de compra de materias primas, abaratando los costos de fabricación y, por tanto, las exportaciones. Con todo esto podría crecer nuevamente el superávit comercial chino.
Índices de Precios al Consumo (IPC)
En julio de 2006 el Ministerio de Comercio chino pronosticó que el índice de precios al consumo se elevará ligeramente en lo que queda de año, debido principalmente a los ajustes en los precios del agua, la electricidad, el petróleo refinado y otros productos. Crecerá en 2006 un 2%, según esta fuente oficial.
Debido al elevado precio internacional del petróleo la mayoría de los economistas calculan este incremento del IPC chino. En los meses de abril, mayo y junio de este año el IPC de china creció en un 1,2, 1,4 y 1,5%, respectivamente, indicando que la inflación se está acelerando.[8]
Los expertos también pronostican que los precios de bienes raíces continuarán subiendo en el segundo semestre de 2006. Hay que destacar que gran parte del crecimiento de la inflación se debe al alza de los precios de los materiales de producción industrial (materias primas), entre ellos el combustible, los metales y el plástico, que han afectado los costos de los efectos electrodomésticos y de otros productos electrónicos.
Incremento del desempleo y el subempleo
Como consecuencia de los cambios que se han producido en el mundo, donde impera cada vez más la globalización neoliberal provocando problemas de empleo y subempleo, muchos países se han visto afectados, como es el caso de Japón, que antes de la segunda mitad de los 80 disfrutaba de un bajo índice de desocupación.
Como resultado de las reformas económicas como la privatización, la urbanización y la integración a la economía internacional, en China han aumentado el desempleo y el subempleo.
Desde la década de los 90 hasta la actualidad la tasa de desempleo en China se ha ido incrementando paulatinamente. Mientras en 1990 era de un 2,5%, en 2004 llegó a un 4,7%. En el primer semestre de 2006 el índice de desempleo urbano se ubicó en 4,2%, al igual que en 2005, pero este índice podría ser más alto si se cuentan los empleados que son despedidos cuando las empresas se declaran en quiebra, o a consecuencia de la reestructuración de las empresas públicas. Si a esto se le suma la mano de obra sobrante en las zonas rurales del país, el índice real de desempleo sería mucho más alto. En las ciudades la tasa real de desempleo podría alcanzar entre 10-15%.
El problema radica en que la oferta de fuerza de trabajo es muy superior a la demanda. El 60% de los chinos que buscan trabajo en todo el país proviene de las zonas rurales.
Según la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma de China, se calcula que alrededor de 6,6 millones de personas perderán su trabajo en los próximos tres años; para remediarlo haría falta crear en las ciudades unos 25 millones de puestos de trabajo. Sin embargo, el país solo será capaz de crear unos 11 millones de empleos, según esta comisión.
Según estimaciones, para 2006 la mano de obra excedente alcanzará los 14 millones, un millón más que en el año 2005, y el problema podría agudizarse como resultado de la superproducción y el aumento de las fricciones comerciales.[9]
No obstante, la situación del desempleo en China permaneció estable en el primer semestre de 2006, con un 4,2%. Según el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el desempleo urbano registrado a finales de 2005 llegó a 8,39 millones, incluyendo a 1,53 millones de trabajadores despedidos. A finales de junio de 2006 la cifra estaba en 8,33 millones de desempleados urbanos. Debe tenerse en cuenta que las estadísticas de desempleo de China solo se enfocan en las áreas urbanas.
Otro fenómeno que se está dando en este sentido es que los nuevos graduados universitarios tienen dificultades para encontrar trabajo. Según el viceministro del MTSS, es muy difícil crear nuevos trabajos en gran cantidad, debido a los siguientes factores:
Sobrecapacidad de la producción.
Fricciones comerciales.
Revaluación de la moneda.
La contaminación ambiental
China es uno de los países más contaminados del planeta, pues de las diez ciudades del mundo con más contaminación ambiental, siete pertenecen a este Estado.
Más del 70% del agua de los ríos que están en la ciudad no es asequible para tomar y pescar, sin contar los millones de personas que presentan problemas para acceder al agua potable.
El aire es otro de los elementos de la naturaleza contaminados en China, ya que contiene altos porcentajes de humo, polvo y existe una gran cantidad de dióxido de sulfuro en la atmósfera. Esta contaminación es una de las causas principales de enfermedades respiratorias crónicas como bronquitis crónica y enfisema pulmonar, las cuales actualmente están provocando el mayor número de muertes en esa nación asiática, superando incluso la tasa de mortalidad de Estados Unidos por el mismo motivo.
El factor fundamental de la contaminación del aire es que la principal fuente de energía de China es el carbón de baja calidad o carbón pesado (no lavado), con altos niveles de sulfuro. Esa es la fuente protagónica de las emisiones de dióxido de sulfuro y polvo, que han causado lluvias ácidas en gran parte de Asia, acarreando conflictos con algunos países de la región, como Japón y Corea del Sur.
El crecimiento económico y la industrialización en China han incidido en el medio ambiente, afectándolo de manera considerable. Un análisis del Banco Mundial[10] ofrece la siguiente información:
Cada año cerca de 178 000 personas en las principales ciudades mueren prematuramente, debido a los elevados niveles de contaminación atmosférica (por encima de los estándares nacionales y mundiales). La contaminación del aire dentro de los hogares, en especial, por la quema de carbón y biomasa para cocinar alimentos y calentar la casa, origina alrededor de 111 000 muertes al año.
Casi 7,4 millones de personas se pierden anualmente por problemas de salud relacionados con la contaminación.
La contaminación del agua, un importante punto focal de la reciente política china, ha alcanzado 52 de las 135 secciones de ríos urbanos monitoreados. Estas secciones de ríos no cumplen con los estándares mínimos necesarios para la irrigación, convirtiéndolos en meras cloacas. El acceso a fuentes futuras de agua potable para decenas de millones de personas está siendo amenazado.
La lluvia ácida, con altos contenidos de sulfuro por el uso del carbón en las regiones del sur y suroeste de China, tiene el potencial para dañar al 10% de las áreas cultivables y posiblemente ha reducido la productividad en los cultivos y la foresta en un promedio del 3%.
Los niños estudiados en Shenyang, Shangai y otras grandes ciudades presentan niveles de plomo en sangre, en promedio, de un80% por encima de los niveles considerados peligrosos para el desarrollo mental.
Entre los diversos problemas medioambientales que hoy enfrenta China figuran también los ruidos, la degradación del suelo, la erosión y la desertificación.
La desigualdad territorial
Las desigualdades sociales que van aparejadas al desarrollo territorial constituyen uno de los problemas complicados de China, pues mientras la zona costera es rica en desarrollo industrial, el interior del país lucha, muchas veces en vano, por atraer inversiones. China debe llevar a cabo grandes transformaciones para absorber el excedente de mano de obra procedente del campo. Desde hace algún tiempo existe descontento en los sectores menos favorecidos de la población. Según expertos, la brecha entre ricos y pobres se ha ampliado en los últimos diez años.
Desde el punto de vista social, en el oeste de China vive el 90% de la población más pobre de la nación. Mientras en la parte este del país hay una elevada producción industrial que ha ido en aumento a través de los años, en la región occidental la producción industrial va en detrimento.
El envejecimiento poblacional
Actualmente, China registra 132 millones de personas que sobrepasan los 60 años. Esta cifra se estima que llegará a ser de 400 millones durante la primera mitad del siglo XXI. Según la Academia de Ciencias Sociales de China, el país se transformará en una sociedad que envejece y perderá inevitablemente la ventaja en cuanto a fuerza laboral y desarrollo económico.
Según expertos, China requirió solo 30 años para completar el camino del control de la natalidad, mientras que los países desarrollados requirieron más de 100 años. También el Centro de Investigación sobre Población y Desarrollo de China expuso que la fuerza laboral china crecerá hasta llegar a su punto máximo de 997 millones en 2016, pero que después empezará a declinar cada año.
El envejecimiento es causado principalmente por el control de la natalidad, pues la política de planificación familiar ha hecho que baje la tasa de crecimiento natural de China. Como consecuencia de ello se informó que este país tendrá menos jóvenes para sostener el crecimiento económico y el envejecimiento de la sociedad dentro de 50 años.
Consideraciones finales
Resolver el problema de los préstamos vencidos y no recuperados es el mayor reto que enfrenta hoy el sistema financiero chino. Los préstamos irrecuperables surgen de las condiciones propias del modelo de desarrollo prevaleciente en el período antes de la reforma y se convierten en un serio problema para el sistema, a partir de la evolución del proceso de modernización económica.
En la actualidad, la situación de los préstamos difíciles de recuperar ha mejorado; no obstante, persisten elementos que demuestran que se trata aún de un problema no resuelto y de graves complicaciones, sobre todo por la magnitud que todavía representan las antiguas deudas incobrables y porque en todo este período han continuado apareciendo nuevos préstamos malos.
Según informaciones de la agencia de prensa oficial Xinhua, en el mes de mayo hubo un incremento de 15,97% de los créditos bancarios pendientes de reembolso, potenciados por una creciente inversión.
El gobierno hace esfuerzos para tratar de controlar el excesivo gasto en bienes inmobiliarios, equipamiento industrial y otros activos fijos. El 28 de abril de 2006 el Banco Popular de China elevó en 27 puntos la tasa aplicada por los bancos comerciales a los préstamos de un año en moneda local, hasta situarla en un 5,85%, el primer aumento desde octubre de 2004. Sin embargo, no modificó las de los depósitos para no estimular el ahorro, ya que en estos momentos el país asiático necesita de sus consumidores para la expansión económica.
En junio del presente año, como otra medida para aumentar su control monetario y crediticio, el banco central tomó la decisión de que los bancos comerciales mantuvieran un mayor volumen de reservas en el banco central mediante un incremento de la tasa de reservas en 0,5 puntos porcentuales, llegando al 8%, la cual se llevó a efecto a partir del 5 de julio de 2006.
Como es sabido, el 18 de agosto de 2006 el Banco Central de China subió los tipos de interés de los depósitos y préstamos a un año en un 0,27%. Esta medida ha sido tomada con el propósito fundamental de reducir la liquidez bancaria y frenar el nivel de préstamos y, de esta forma, reducir también el elevado recalentamiento de la economía.
La CRBC anunció el 22 de agosto de 2006 que los bancos comerciales chinos redujeron su proporción de préstamos malos en 1,1% en la primera mitad del año 2006.
Las perspectivas son alentadoras a pesar de los créditos incobrables, pues, según un directivo del Banco de China, el país podría convertirse en el segundo mayor mercado bancario tras Estados Unidos en el año 2008, sobrepasando los mercados de Japón y Reino Unido.
China debe resolver también otros puntos vulnerables que la están afectando, pues en el plan quinquenal (2006-2010) se invertirá en grandes proyectos de protección ambiental y empleos, así como también ya se está tomando medidas en el tema del envejecimiento poblacional y las desigualdades sociales.
http://www.eumed.net/rev/china/02/era-02c.htm
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