Elogio del escepticismo
Manuel Chaves ha cumplido una vez más. La fuerza de Andalucía sirve para nivelar el Estado de las autonomías. Cataluña se va para arriba, Andalucía también. Por más hechos diferenciales que haya, nadie debería impedir a cualquier otra región alcanzar las mismas competencias que las que tiene más. Y Chaves vuelve a poner a Andalucía en el primer nivel. El PP, como UCD en el 80, ni se ha enterado. Y después no entenderán porque pierden.
En buena tradición democrática el no de las bases de Esquerra al Estatut tendría que tener efectos en cadena: dimisión de la dirección del partido, salida del gobierno y elecciones anticipadas. Cualquier otra cosa es alimentar la confusión y el descrédito.
Es interesante leer los editoriales de la prensa boliviana después del decretazo. El Deber expresa la satisfacción de que, por una vez, Bolivia no sea noticia por la miseria, la violencia o la catástrofe, sino por una decisión política de envergadura. El Tiempo habla de un golpe de imagen "cuando la situación empezaba a socavarse". El hecho es que de momento no cunde el pánico. Ni en Bolivia ni fuera de Bolivia. Habrá negociación. De ahí la prudencia del gobierno español.
Cuando se pierde la distancia justa entre política y dinero ocurren estas cosas: la famosa OPA sobre Endesa no deja de procurar dolores de cabeza al gobierno. Ahora, la regañina de Bruselas. En la Europa de hoy, la soberanía es limitada.
Elogio del escepticismo. Leo a Norman Manea: "Las ilusiones y la fe en la ilusión pueden crear ellas mismas un infierno".
Provocación para los nacionalistas
Los hispanos han traducido el himno de Estados Unidos al español y los patriotas norteamericanos, empezando por Bush, se han puesto furiosos. Es un ejemplo de lo que es el nacionalismo: siempre excluye, nunca incluye. En principio, debería ser motivo de satisfacción que el otro asuma como propios tus símbolos. Para el nacionalismo es una provocación. El nacionalismo es la apoteosis de lo mismo. El otro siempre estorba.Puesto que la extrema derecha sube vamos a asumir las políticas de la extrema derecha. Esta es la estrategia de Sarkozy y sus admiradores –que en España se sitúan en el PP-.Es decir, para calmar la fiera carnaza.Pierre Manent acaba de publicar "La raison des nations", un libro tan atractivo como melancólico. En él se pregunta: ¿cómo puede ser que los europeos se irriten por la parálisis de su sistema político y al mismo tiempo, sin percibir la contradicción, se feliciten de sus virtudes?. Es la cuestión del malestar de Europa.La puesta en escena fue aparatosa y con el inevitable recurso a lo militar que tanto gusta a la izquierda populista. El momento escogido, al regreso de un encuentro de glorias revolucionarias, reforzaba la épica de la situación. Y, sin embargo, tengo la impresión de que no hay para tanto. La nacionalización de los recursos energéticos anunciada por Evo Morales me parece que tiene mucho de demagogia. En la práctica, pasado el primer impacto, dudo de que cambie gran cosa. Y parecen dudarlo también los inversores, porque Repsol ha tenido una caída mucho menor que, por ejemplo, cuando anunció un reajuste en la valoración de sus reservas. Morales no es idiota: sabe que necesita inversión y tecnología extranjera. Con su gesto calma las primeras frustraciones, que es el gran problema que se encuentran siempre los líderes que prometen cambiar el mundo. Pero su demagogia ni siquiera dará cuerda al antiamericanismo, siempre resultón, porque la medida perjudica más a empresas españolas y brasileñas que estadounidenses. Leyendo el decreto, a mi me parece que la conclusión es clara: hay que renegociar. Y una vez hecho el gesto, Morales ya se cuidara de ir atemperando los efectos.
Líos de familia para Prodi
Mañana, España no será republicana. En el aniversario de la República casi nadie plantea la cuestión del régimen político. Dicen que hay una cierta sabiduría colectiva que incita a no plantear cuestiones innecesarias. En cualquier caso, el pragmatismo se impone. Mientras la monarquía no cree problemas, la reivindicación republicana seguirá en el congelador. Algún día saldrá de la nevera. Y será fiesta grande.
No me gustan estas cartas atribuidas a ETA que los empresarios navarros han denunciado. Es importante que la policía aclare de qué se trata. ¿Por qué a empresarios navarros y no a vascos? ¿Será que alguien está ya enredando para dinamitar el proceso de fin de la violencia?
Confirmada la victoria, para Prodi empieza la hora de la verdad. En el bloque vencedor hay tantos o más líos de familias que en la casa de Berlusconi. Prodi tiene que conseguir implicar en el mismo proyecto al exquisito líder de la Margheritta, Franco Rutelli, la rama pija de la izquierda; al eterno comunista Fausto Bertinotti, que ya le tumbó en el 98; al heredero de la tradición de aparato del viejo PCI, Piero Fassino, y al democratacristiano meridional, Clemente Mastella, más todo el lobby intelectual de los girotondi que lideró el antiberlusconismo. ¿Cómo hacer un gobierno eficiente con estos mimbres? Éste es el gran desafío de Prodi. La única ventaja es que Berlusconi ha dejado el país tan mal que hacerlo peor es casi imposible.
El Premio Nobel Amartya Sen acaba de publicar un nuevo libro: Identity and Violence. El problema de los discursos identitarios es su simplismo: la voluntad de reducir los distintos componentes del individuo a una sola identidad. Esto es un modo de violentar la realidad que provoca fácilmente el paso a la violencia.
Crisis a la italiana
No, las elecciones no han resuelto la crisis italiana, probablemente era imposible que la luz saliera de un duelo entre dos personas próximas a los 70. Un empresario que se puso a la democracia por sombrero y un alto funcionario que pasó por la Unión Europea con su sentido de la ironía como principal activo. Italia está más dividida que nunca y sigue en crisis permanente desde que el desmontaje del régimen democristiano de posguerra acabó colocando al corruptor en el lugar de los corruptos. Berlusconi ha dejado la economía italiana bajo cero y con un déficit imparable y ha arruinado un régimen democrático que ha permitido que pueda ser presidente del Gobierno quien controla más del 40% del mercado audiovisual, y sin embargo la mitad de los italianos sigue confiando en él. Todos los problemas siguen pendientes en un país que no ha conseguido emanciparse de la tríada que tuteló el antiguo régimen: el Vaticano, las mafias y la herencia del Partido Comunista.
Hace algo más de dos años José Bono era presidente de Castilla-La Mancha y enredaba en el Partido Socialista a la espera de que Zapatero encallara y él pudiera ganar la Secretaría General que perdió por nueve votos. Ahora es simplemente el ex ministro de Defensa. Y algunos todavía le llaman Bambi al presidente.
Los estudiantes franceses se salen con la suya. Chirac obliga a Villepin a retirar el famoso CPE. La descomposición de la derecha en plena querella sucesoria sigue. Pero la pregunta es ¿dónde está la izquierda? ¿alguien ha oído alguna propuesta alternativa más allá del buen estilo de Royal?, o es que la política pinta tan poco que ya sólo es estilo.
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